(zu Dt. «Anständig, aber wenig erfolgreich»)

«Por una diversidad multicolor», escribió un manifestante en esta marcha antinazi de 2012. «¿Demasiado colorido para tu gusto?», pregunta hoy el AfD, surgido en 2013.
En estos días, buena parte de mis colegas en la prensa alemana comenta, en similar tono, la relativa victoria del ultraderechista y populista partido Alternativa para Alemania (AfD) y la aplastante derrota de La Izquierda (Die Linke), en las elecciones regionales del pasado domingo:
Spiegel Online: «Casi 40 por ciento de los desempleados votaron en Sajonia-Anhalt, según infratest dimap, por el AfD; en total, en ese Estado, unos 30.000 votantes migraron de la izquierda a la derecha. Era una victoria anunciada: La cúpula [del partido La Izquierda] y los candidatos por los Estados se mantuvieron firmes en su postura a lo «Refugees welcome». Aunque sabían que, sobre todo en el Este, muchos votantes potenciales querían algo muy diferente, [Wulf] Gallert, [Katja] Kipping y compañía predicaron valientemente a favor de la amplitud de miras y la solidaridad con los refugiados. Notaron el ambiente de protesta, pero se negaron a aprovecharse de los débiles a costa de los más débiles. Decente, pero poco exitoso.»
DW: «En todas partes comienzan ahora complicadas negociaciones para formar coaliciones, en las que habrá pocas dificultades para alcanzar acuerdos entre el [partido socialdemócrata] SPD, la (Unión Cristianodemocráta) CDU, los Verdes y los liberales del FPD. (….) Más preocupados deberían estar en La Izquierda. Ellos son el único partido que pierde desde todo punto de vista. Su consecuente postura de solidaridad y amistad con los refugiados no los ayudó para nada. Al contrario. Y como partido de protesta ya fueron superados, para eso está ahora el AfD. El tiempo de las certidumbres en la política alemana es cosa del pasado. Cada partido que quiera tomar responsabilidades de gobierno debe estar dispuesto a adquirir ciertos compromisos. Negro*-Verde, Rojo**-Verde-Amarillo***, Negro-Rojo-Verde… todo es posible. Alemania es políticamente más colorida. Porque eso quieren los electores. Ojalá los partidos entiendan ese mensaje.»
Al AfD, a los demás partidos, a los votantes y especialmente a la prensa, ‘un tal’ Ozan Keskinkilic nos advierte y pregunta en Facebook:
«No soporto más ese lema de ‘Una democracia tiene que soportar al AfD’. Qué frase tan ligera, si yo fuese un rubio y burgués Hans, con ojos azules y mito de antepasados de ‘raza aria’. Pero no lo soy. Y muchos otros tampoco. ¿Por qué tenemos que soportar a quien propaga nuestra [presunta] inferioridad, racifica nuestros cuerpos, y nos exporta al límite de la anormalidad. Soportar e ignorar al AfD es un privilegio, que nos está vedado a los negros y no blancos (…) ¿Cuánto más podemos soportar? Esa es la pregunta que me quita el sueño. (…) Esta gente[, estos votantes,] no cayeron del cielo con el AfD, ya estaban aquí, y no lucen botas militares ni esvásticas tatuadas. Entre ellos hay admiradores de Goethe y pianistas, el médico de familia vecino y el profesor de biología que me aclarara, entonces, a qué raza humana biológica yo pertencía, según mi procedencia geográfica. Llevamos años, décadas, siglos soportando. ¿Cuánto más?»
(*) Negro: color con que se identifica a los conservadores de la CDU.
(**) Rojo: Color con que se identifica a los socialdemócratas del SPD. (A La Izquierda, partido poscomunista o «socialista democrático» que se identifica a sí mismo con el color rojo y es representado en las infografías de los medios con el color lila, también se le nombra con el color rojo; de modo que se habla, por ejemplo, de una coalición rojo-rojo cuando se alude a la alianza de socialdemócratas y socialistas).
(***) Amarillo: Color con que se identifica a los liberales del FDP.