Por: Jana Hensel (Berlín) y Susanne Kailitz (Dresde), en Der Freitag.
Tras un cambio tan dramático como el que representó la caída del Muro de Berlín, muchos alemanes orientales padecen trastornos psíquicos crónicos, aseguran psicólogos. Y cada vez son más los que acuden a terapia.
Hace poco alguien volvió a hacerle al presidente alemán, Joachim Gauck, la pregunta del millón: “¿Se siente usted realmente como un ossi (o sea, como un ostdeutsche, como un alemán del Este)?”, querían saber los colegas. Y le ofrecieron rápidamente una alternativa: “¿O más bien como un alemán del norte?”. Como si la identidad fuese, sencillamente, de libre elección.
Gauck debe haber oído mucho esa pregunta en los últimos 23 años. Es un clásico. Como esa otra de qué fue lo que uno hizo la noche de la caída del Muro. ¿Estabas viendo televisión? ¿O estabas en la sauna? A muchos alemanes orientales les sonarán conocidas. Y no pocos las habrán respondido, seguramente no con las enrevesadas palabras de Joachim Gauck, pero en últimas también negando, a la defensiva: “Mi carácter es el de un alemán oriental, mi cabeza no… O sea que, con todas mis convicciones, me me debo a los valores occidentales. Pertenezco al Reino de la Libertad”.
Un alemán oriental que no quiere serlo y no es realmente otra cosa, con ello, que un alemán oriental. El público se ha acotumbrado a esto. No sólo en el caso de Joachim Gauck. La misma Angela Merkel no acude sino a lugares comunes en torno a este tema. Y se cuelga un retrato de Konrad Adenauer sobre su escritorio. Un acto defensivo, o una maniobra de distracción, les parecerá a muchos.
Ambos no hacen sino nutrir aquel ideal que parece haberse asentado a lo largo y ancho del país como una nueva realidad que puede reducirse a la frase: “¿Este y Oeste?, ¡eso ya no existe!” Pero, ¿ cuán real es esta esta afirmación? Muchos psicólogos y psicoterapeutas la contradicen.
Ahí está Hans-Joachim Maaz, terapeuta de Halle y autor del bestseller Der Gefühlstau (Sentimientos atascados), que escribe: “No se puede prescindir de la socialización de una persona como de una camisa. Las diferencias se transfieren de generación en generación. La supuesta equiparación con Occidente puede referirse a determinados aspectos superficiales, pero no al estado psicosocial de las personas”. O está la joven terapeuta Dorothea Frick, que viene del barrio de Berlín-Schöneberg . Hace poco que trabaja en el barrio oriental de Weißensee y ha comprobado sorprendida: “Nunca hubiera pensado que las marcas de la RDA podían durar tanto”.
Como inmigrantes
Ahí está Jochen-Friedrich Buhrmann, médico jefe de la Clínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de Schwerin, que lo vive diariamente: Las raíces de los trastornos por los que requiere tratamiento alrededor del cinco por ciento de sus pacientes se ubican en experiencias de la RDA, el cambio de sistema y los años de transición. Ahí está también Michael Froese, psicoterapeuta de Postdam, que siempre choca con la dimensión histórica en el relato de sus pacientes y está convencido de que: “Con pacientes gemanorientales es como con los inmigrantes. Es bueno saber algo de su cultura y su historia”. Y están los científicos de Leipzig y Dresde que, en el marco del Estudio Longitudinal Sajón, encuestan –una y otra vez desde 1987– a cientos de participantes que nacieron en el año 1973, en los entonces municipios de Leipzig, Dresde y Karl-Max-Stadt (hoy Chemnitz), en la RDA. El estudio llega a la conclusión de que, mientras más tiempo pasa del fin de la RDA, más «alemanes del Este» se sienten los encuestados.
Y ahí están los pacientes con las más variadas biografías postransición. De todas las edades y clases sociales. Con síntomas como dolores de cabeza, de estómago, presión alta, problemas circulatorios, dolor en las articulaciones; así como con trastornos alimentarios –de forma creciente en los últimos años–, o con enfermedades psíquicas como depresiones, fobias y ataques de pánico. Finalmente se han decidido a acudir a terapia y “agradecen y se alegran de poder hablar abiertamente de sus problemas, sin avergonzarse”, como cuenta Hans-Joachim Maaz.
…Continuará… Empecé a trabajar en esta traducción hace meses. Quería publicarla el 9 de noviembre, por razones obvias. Pero los días corren más rápido que yo. Así que aquí va la primera parte. Para obligarme a seguir traduciendo… Digo, si les interesa (?)
a mi me es muy interesante, si pudieras seguir con la traducción te lo agradecería! besos
pues sigo, entonces nana :-) gracias por pasar… en estos días saco la segunda parte!
Excelente idea, Rosi, te agradezco nos des esta oportunidad de leer lo que quedó de la (en Cuba) idealizada RDA en mucha gente…besos